miércoles, 22 de abril de 2009

Ciudad Prometida

EN EL ANIVERSARIO 190 DE LA FUNDACIÓN DE LA COLONIA FERNANDINA DE JAGUA

¿Quién dijo que hace falta el verbo ni el epíteto para describir, retratar, narrar, nombrar la ciudad que Dios y los hombres nos legaron en suerte? El adjetivo fácil y ramplón eliminadlo, por favor, que una novia no merece flores espurias.
Si queremos pintarla de azules, digamos mar, y si telón verde necesitamos en la escenografía de la cotidianidad escribamos Guahumuaya en lontananza. Y que de bandidos nos siga cuidando Nuestra Señora de los Ángeles.
Si de alumbrarla se trata, bastarían unos camaroneros que vayan a encender luceros en el litoral.
La Luna es caso aparte. Dejó de ser de todos los terrícolas la noche en que en el Muelle de Hierro Muñiz la hizo patrimonio exclusivo de la ciudad.
Suerte la del pavimento y los adoquines con sus venas de rieles que hacen blando el paso hacia la infinitud de un poeta-historiador, de un médico-clérigo y de un quijote reciclador. (*)
La Madre Naturaleza cumple aquí con todos los encargos divinos: la perfuma de salitres, la refresca con terrales, le borda una túnica con vuelos de gaviotas.
Los hombres de dos siglos perfeccionaron la obra en torno a la bahía de la piel más tersa: Un prado de asfalto y sosiego, las cúpulas para estar más cerca del cielo, los leones que ahuyentan flaquezas.
Y para completarla la plaza doble del Héroe y la República, de los poetas, los benefactores y los patricios. Como un día fue de las balas. Y siempre del amor.
Muchos estamos convencidos de que esta es la Ciudad Prometida
Para decirle te queremos no hace falta gastar una sílaba de más. Basta con que cada uno ponga una molécula de cariño y un átomo de empeño y que la fórmula haga el milagro de evitar el derrumbe del Palacio Goytisolo, y el prodigio de la vida en la orfandad de los muros del Colegio Monserrat.
Cienfuegos se canta a sí misma cada amanecer, porque vivimos en una ciudad-poema. Una villa-canción, una urbe-elegía. Y las calles ajedrezadas son arpegios de un himno a la vida.
(*) Florentino Morales, el Padre Panchito y Paco Mortadella, personaje popular, por ese orden.