sábado, 26 de abril de 2008

Siembra de piedras en el Centenario

Faltan hoy cuatro mil 013 días para que Cienfuegos cumpla 200 años. Parece demasiado tiempo, pero ya podríamos dedicar algunas neuronas a pensar en el Bicentenario.
Mientras llega ese cuarto lunes de abril de 2019 quiero refrescar algunos detalles que marcaron las Fiestas del Centenario, sobre todo las primeras piedras sembradas en tierras de La Majagua en aquellos días de primavera y recuento.
En total fueron seis los actos simbólicos de colocación de la piedra inicial de monumentos dedicados a perpetuar el recuerdo de patricios o artistas cienfuegueros realizados entre el 19 y el 23 de abril de 1919. Por lo general bajo los cimientos de cada futuro obelisco se enterraba un cofre que contenía los diarios de la fecha y un acta del acontecimiento.
El parque Martí se benefició con la procreación de los monumentos al gobernador Ramón María de Labra, en la esquina de San Fernando y Santa Isabel; el patriota Antonio Reguera, en Santa Isabel y San Carlos; y los poetas Clotilde del Carmen Rodríguez y Antonio Hurtado del Valle, Hija e Hijo del Damují, en los ángulos formados por la calle Bouyón con San Fernando y San Carlos, respectivamente.
Antonio Monasterio, compañero de tormentos de Reguera en cárceles españolas, sufragó la honra material al amigo muerto en Madrid y la Colonia Española la del íntegro gobernante de la villa nacido en cuna asturiana.
En el Prado que por entonces era Paseo de Méndez, como lo había sido de Vives o de la Independencia, fue puesta la primera piedra del obelisco a Ceferino “Nene” Méndez, el alcalde-obrero asesinado el 11 de abril de 1913. Cuenta la crónica de La Correspondencia que Pedro Modesto Hernández tomó una cuchara de albañil y vertió cemento sobre la caja de plomo con los documentos de la ocasión.
Desigual suerte corrió el Fundador de Fernandina de Jagua. Cierto que en la esquina formada por San Fernando y la calle que honra su nombre la Asociación de Mecánicos y Fundidores colocó un medallón de bronce con el busto en relieve del homenajeado y una plancha del mismo metal con la inscripción “A Don Luis De Clouet, fundador de Cienfuegos. 1819 -22 de abril- 1919”.
La simbólica fuente monumental que el Ayuntamiento acordó situar en el Prado en honor al propio Don Luis también tuvo su piedra inicial, pero a todas luces fue una roca estéril, porque aquello se quedó en proyecto. Desde entonces Cienfuegos está en deuda con quien le dio la vida.
Los maestros de obra fueron más allá del acto protocolar e inauguraron en la esquina del parque Villuendas de donde nace la Calzada de Dolores un sencillo monumento en forma de atril que sostiene un libro abierto. En la primera página se lee: 100 / Esta página de la historia recordará que el Gremio de Albañiles ofrendó su recuerdo a los fundadores de Cienfuegos en su primer Centenario./ 22 de abril de 1919. La segunda hoja de mármol muestra el herramental propio de quienes edificaron la ciudad en un siglo: compás, escuadra, cuchara y plomada.
La revista Bohemia, que ya despuntaba como referencia periodística en Iberoamérica dedicó su número semanal a la ciudad de la centuria y Enrique Díaz, “notable impresionador de películas” filmaba cada detalle de los actos para dejar el centenario en celuloide.
En Hipódromo hubo juegos de pelota entre las novenas Minerva y Juventud y otro que enfrentó al team matancero Bellamar con el local Federales de Heredia. En el Club de Cazadores las damitas de alta sociedad disputaron el Ladies Trapshooting Team y los caballeritos afinaron puntería en pos de la Copa Crabb. Nila Núñez Mesa y Eduardo Mazarredo fueron los más certeros. La Calzada de Reina fue escenario de carreras de caballos y el teatro Terry de un baile de gala y otro de disfraces.
Hubo misa de campaña en el propio sitio donde acamparon los fundadores y por cuestación popular fue refundida por los Hermanos Alduncin la campana histórica de la Catedral.
Pedro Modesto Hernández había presentado su primer proyecto de las Fiestas del Centenario el 15 de octubre de 1915 en páginas del Diario de la Marina.
Concluido el jolgorio su organizador principal agasajó a los chicos de la prensa con un banquete en el Hotel Unión la noche del 23 de abril. Amenizado por la Banda del estado Mayor del Ejército que ejecutó entre otras piezas Marchemos a Berlín, el ágape premió con el siguiente menú: Entremés Centenario: sopa crema Reina Cienfuegos Haut Sauternes. Principales: filete de pargo a la Jagua, pollo Mariland, asado de ternera y perdigot Prensa. Postre: pudín Permentier. Champagne Viuda Chicot. Plus: café y tabacos.

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